Investigadores españoles imitan tóxicos de abejas, escorpiones y arañas para desarrollar nuevos fármacos contra enfermedades neurológicas
Hay algo que una simple abeja puede hacer mejor que muchas empresas farmacéuticas: llegar con su veneno al sistema nervioso central. Por eso algunos equipos de investigación estudian las sustancias que segregan avispas, abejas o escorpiones con la esperanza de desarrollar nuevos fármacos.
El Dr Giralt., catedrático en la universidad de Barcelona y químico e investigador del Instituto de Investigación Biomédica (IRB), en Barcelona, coordina el programa de química y farmacología molecular en su Instituto.Su especialidad son los péptidos, pequeñas proteínas como las que segregan algunos animales venenosos y que se pueden diseñar para que tengan propiedades a la carta.
El equipo de Giralt, estudia venenos de abeja, araña, escorpión y otros animales. Este equipo ha creado un nuevo tipo de moléculas a imagen y semejanza del veneno de abeja que podría servir en un futuro para tratar muchas enfermedades del cerebro, desde el alzhéimer a la esquizofrenia pasando por el cáncer. Uno de sus trabajos más recientes es un nuevo péptido derivado de la apamina, un componente del veneno de abeja. A diferencia del original, este no es tóxico, pero consigue alcanzar el cerebro, por lo que se podría usarse para transportar un fármaco hasta él.
Uno de los proyectos del Dr Giralt es atacar los glioblastomas, tumores cerebrales muy difíciles de erradicar con fármacos convencionales.
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